UNO
GARANTIZAR UN SALARIO DIGNO Y UNA VIDA DECENTE
HAY QUE TRANSFORMAR EL SALARIO MÍNIMO EN UN SALARIO CON EL QUE SE PUEDA VIVIR
En Estados Unidos, el país más rico de la historia del mundo, un principio básico de la vida económica debería ser que si se trabaja cuarenta horas o más por semana, no se vive en la pobreza.
Por desgracia, esto está lejos de ser así.
Hoy en día, más de 43 millones de estadounidenses viven en la pobreza. Por cierto, mucha de esa gente trabaja pero, sin embargo, su nivel de vida está por debajo del índice federal de pobreza. Entretanto, el costo de la asistencia médica aumenta; el costo de las guarderías aumenta y el costo de la vivienda aumenta. Pero el salario sigue igual. Los trabajadores que reciben menores ingresos necesitan un incremento significativo de sus ganancias para poder vivir con dignidad en la economía actual.
El actual salario mínimo federal de 7,25 dólares la hora es un sueldo de miseria. Hay que transformar el salario mínimo en un salario con el que se pueda vivir—lo que significa incrementarlo a 15 dólares la hora en 2020 y continuar incrementándolo a medida que aumente el costo de vida–. También debemos llenar el tecnicismolegal que permite a los empleadores pagar a los trabajadores que reciben propinas—camareros, camareras, bármanes, barberos, barberas, peluqueros, peluqueras, choferes de taxi, lavadores y lavadoras de autos, empleados y empleadas de estacionamiento—la vergonzosa suma de 2,13 dólares la hora.
Estos cambios beneficiarían a más de 75 millones de trabajadores y sus familias. También ayudarían a abordar el problema de la desigualdad racial, dando impulso al 54 por ciento de los trabajadores afroamericanos y al casi 60 por ciento de los trabajadores hispanos que ganan menos de 15 dólares la hora. Según las estadísticas más recientes, cerca de dos tercios de los trabajadores que ganan el salario mínimo son mujeres. Aumentar el salario mínimo también incrementaría significativamente el salario de más de 15 millones de mujeres que en la actualidad ganan por encima del salario mínimo, pero menos de 15 dólares la hora.
En algunos lugares, el pueblo estadounidense está pidiendo un cambio. Las ciudades de Seattle, Los Ángeles, San Francisco, Nueva York y Washington D.C. han aumentado el salario mínimo a 15 dólares la hora. Los estados de California y Nueva York, dos de los más grandes de nuestro país, hicieron lo mismo. Como resultado de estos esfuerzos, 10 millones de trabajadores en Estados Unidos verán sus salarios incrementados a $15 dólares la hora.
En el país más rico de la historia del mundo, nuestro pueblo no debería vivir en el desaliento y la desesperanza.
TWEET DE BERNIE SANDERS, 19 DE ABRIL DE 2017, 11:23 AM
Esto no sólo beneficia a los 10 millones de trabajadores que obtienen un aumento de sueldo, sino que también implica un estímulo muy necesario para nuestra economía.
Un recurso para medir la fortaleza económica de nuestro país es su producto bruto interno, el valor de todas las mercancías producidas en el país y de los servicios ofrecidos por sus ciudadanos en un año. Hoy en día, el 70 por ciento de nuestro PBI depende del poder de compra de los consumidores. Si millones de trabajadores estadounidenses no disponen de dinero para adquirir bienes y servicios, la economía pierde fuerza.
Por otro lado, cuando los trabajadores que obtienen bajos salarios tienen dinero en el bolsillo, lo gastan en comestibles, restaurantes y todo tipo de comercios del país. Esta actividad económica le da a las empresas un buen motivo para expandirse y contratar más trabajadores. Se trata de una situación rentable para todos. Como la pobreza baja; se generan nuevos empleos y se reduce la actual desigualdad en el ingreso, que está por las nubes en nuestro país.
No hay un solo estado en el que un trabajador de tiempo completo con un salario mínimo pueda alquilar un apartamento de una habitación a un precio justo. Eso es inaceptable.
TWEET DE BERNIE SANDERS, 10 DE ABRIL DE 2017, 3:51 PM
Cada vez que se propone un aumento del salario mínimo a nivel local o nacional, los políticos conservadores y los multimillonarios que contribuyen a sus campañas afirman que se desaparecerán empleos. Los hechos los han desmentido una y otra vez.
Luego de que San José (California) incrementara el salario mínimo a 10 dólares la hora en marzo de 2013, los restaurantes de comidas rápidas no sólo no despidieron trabajadores, sino que contrataron a más. De hecho, para 2014, el crecimiento de la tasa de empleo en San José superó a la del resto del estado.
San Francisco tuvo un admirable crecimiento de la tasa de empleo en la industria gastronómica, tras el primer aumento del salario mínimo en 2014. Según investigadores de la Universidad de California en Berkeley, entre 2004 y 2011, el número de empleos en restaurantes creció cerca del 18 por ciento en San Francisco, mientras que en condados cercanos a lo que se conoce como el Área de la Bahía, con un estándar salarial más bajo, el aumento sólo fue del 13 por ciento.
En enero de 2014, Sea Tac (Washington) se convirtió en la primera ciudad de Estados Unidos en incrementar el salario mínimo a 15 dólares la hora—lo que implicó una inmediata suba salarial del 63 por ciento para los trabajadores de bajos salarios–. Antes de que se implementara la suba, los dueños de empresas advirtieron acerca de despidos masivos.
Scott Ostrander, el entonces gerente general de Cedarbrook Lodge en Sea Tac, declaró que se vería forzado a cerrar parte del hotel, eliminar empleos y reducir horas de trabajo de sus empleados. Sin embargo, tras el aumento del salario mínimo, los negocios fueron tan buenos que el hotel realizó una expansión de 16 millones de dólares y contrató a más trabajadores.
Un empresario gastronómico de Seattle hizo una advertencia similar: con el aumento del salario mínimo, se vería forzado a cerrar restaurantes. En vez de eso, acabó anunciando la apertura de cinco nuevos establecimientos en Seattle.
Aumentar el salario mínimo es tan provechoso para las empresas como para los trabajadores, ya que reduce la rotación del personal. Cuando los trabajadores ganan un salario con el que pueden vivir son más propensos a permanecer en su puesto.
Una encuesta de Hart Research Associates de enero de 2015 demostró que el 63 por ciento de los estadounidenses está de acuerdo con incrementar el salario mínimo a 15 dólares la hora. No se trata sólo de lo que los estadunidenses desean. Muchos economistas apoyan el aumento del salario mínimo.
¿Por qué los contribuyentes de este país desembolsan miles de millones de dólares al año para programas como SNAP (Programa Nacional de Nutrición Suplementaria, también llamado Programa de Cupones para Alimentos), Medicaid (cobertura médica para personas de bajos ingresos) y subsidios para la vivienda? La respuesta es clara: millones de estadounidenses necesitan esos programas porque no pueden subsistir con los sueldos miserables que les pagan sus empleadores. Básicamente, la asistencia social a trabajadores de bajos salarios subsidia las ganancias de las empresas que les pagan esos salarios bajos. Esas corporaciones y todas las empresas deberían pagar a sus empleados salarios que les permitieran vivir con dignidad, sin necesidad de asistencia social.
Tomemos el caso de Walmart: la familia Walton, propietaria de Walmart, es una de las familias más acaudaladas del país, con un valor neto estimado en más de 130 mil millones de dólares. Esta familia sola posee más riqueza que el 42 por ciento más pobre de Estados Unidos –130 millones de personas–. También recibe más asistencia que el resto.
Walmart genera ganancias al pagar salarios tan bajos que sus trabajadores no sólo califican para obtener asistencia pública, sino que la necesitan para poder subsistir. Muchos trabajadores de Walmart cuentan únicamente con Medicaid—pagado por los contribuyentes—como seguro médico para ellos y sus hijos; a fin de poder alimentar a sus familias, muchos trabajadores de Walmart reciben cupones para comprar alimentos—pagados por los contribuyentes–, y para acceder a un techo, muchos empleados de Walmart recurren a los subsidios para la vivienda—pagados por los contribuyentes–. Según un informe de 2014, elaborado por Americans for Tax Fairness, cuando se suma todo eso, los contribuyentes estadounidenses gastan por lo menos 6,2 mil millones de dólares al año para mantener a los empleados de Walmart y, por lo tanto, para subsidiar las ganancias de esa empresa.
Walmart asegura que no puede permitirse pagar a sus trabajadores 15 dólares la hora, no obstante, en 2015 le pagó a su director ejecutivo más de 19,8 millones de dólares (lo que equivale a más de 9.500 dólares la hora, por una semana laboral de cuarenta horas) y obtuvo cerca de 15 mil millones de dólares de ganancias. Incluso si, en el mismo año, Walmart hubiera pagado 15 dólares la hora a sus trabajadores, hubiese tenido una ganancia de 10 mil millones de dólares. La familia Walton no necesita asistencia. Debe pagar a sus trabajadores un salario con el que puedan vivir.
La industria de la comida rápida y sus propietarios también son grandes beneficiarios de la asistencia social en este país. Los contribuyentes gastan casi 7 mil millones de dólares al año para subsidiar los bajos salarios de empresas como McDonald’s, Burger King, Wendy’s y muchas otras.
Según un informe de 2015 del Center for Labor Research de la Universidad de California en Berkeley, entre 2009 y 2011, los contribuyentes gastaron casi 153 mil millones por año para subsidiar empresas que pagan a sus trabajadores salarios insuficientes.
Considero que el gobierno tiene la responsabilidad moral de proteger a los más vulnerables—niños, ancianos, enfermos y discapacitados–, pero no creo que deba sobrecargar a los contribuyentes con el respaldo económico a corporaciones rentables, cuyos dueños son algunas de las personas más ricas de este país. Eso es absurdo.
A esto se suma el más grande de los empleadores que paga salarios bajos en Estados Unidos. No se trata de Walmart, ni McDonald’s, ni Burger King: se trata del Gobierno de Estados Unidos.
Hoy en día, casi dos millones de estadounidenses perciben salarios bajos financiados por los contribuyentes de nuestro país, en especial, a través de contratos del gobierno con empleadores del sector privado, destinados a proveer servicios. El número supera al de empleados mal remunerados de Walmart y McDonald’s juntos.
Estos empleados mal remunerados fabrican uniformes para el Ejército de Estados Unidos; reparan carreteras, veredas y puentes; trabajan en tiendas de regalos en algunos de nuestros parques nacionales; nos sirven el desayuno y el almuerzo en las cafeterías de los parques; cuidan a los ancianos, los enfermos y los discapacitados a través de los programas del gobierno; son los guardias de seguridad que protegen los edificios federales y los empleados que allí trabajan; son los porteros y cuidadores que limpian los edificios de oficinas del Gobierno, sacan la basura y podan el césped. Las empresas que emplean a estos trabajadores reciben un contrato del Gobierno Federal y en demasiadas ocasiones, no pagan un salario que permita vivir.
En 2014, durante la administración de Barack Obama se firmó un decreto que obligaba a que los trabajadores con contratos del Gobierno federal ganaran, al menos, 10,10 dólares la hora. Si bien fue un paso en la dirección correcta, se necesita hacer mucho más. Desde mi punto de vista, se necesita un nuevo decreto, que incremente el salario mínimo de un empleado con contrato del Gobierno federal a un salario digno de 15 dólares la hora.
Aumentar el salario mínimo, aporta beneficios a la economía y al conjunto de la sociedad. Hay un vínculo claro entre pobreza, desesperación y delito. Según un informe reciente del Consejo de Asesores Económicos del presidente Obama, “además de reducir la pobreza y los delitos violentos, el aumento de salario a trabajadores no calificados reduce el delito entre los adolescentes. El impacto de los salarios en el delito es sustancial […] Un incremento del 10 por ciento en el salario de los hombres sin estudios universitarios produce una reducción aproximada de entre un 10 y un 20 por ciento en los índices de delito”.
Cuando sube el salario, baja el delito y todos se benefician.
Existe además una correlación directa entre los bebes sanos y el aumento del salario. La pobreza provoca estrés y esto puede acarrear consecuencias a largo plazo. Los investigadores de la Universidad de Iowa, la Universidad de Illinois en Chicago y la Universidad Bentley descubrieron que por cada dólar de incremento en el salario mínimo, hay una reducción del 2 por ciento en el riesgo de que una madre dé a luz a un bebe con bajo peso (el bajo peso al nacer implica un comienzo difícil para un niño: puede afectar su desarrollo intelectual y físico durante muchos años, quizás de manera permanente).
Cuando aumenta el salario, aumenta la salud de la comunidad y todos se benefician.
A fin de cuentas, no es complicado. Ningún trabajador de tiempo completo debería vivir en la pobreza. Tenemos que incrementar el salario mínimo a 15 dólares la hora.
IGUAL SALARIO POR IGUAL TRABAJO
En la actualidad, las mujeres constituyen cerca de la mitad de la mano de obra de Estados Unidos. No obstante, la mujer que trabaja tiempo completo todavía gana, en promedio, sólo 80 centavos por cada dólar que un hombre recibe por realizar la misma tarea.
La brecha salarial entre hombres y mujeres es más grande para las mujeres de color. Las mujeres afroamericanas ganan sólo 63 centavos, las mujeres hispanas 54 y las mujeres pertenecientes a comunidades indígenas sólo 58 centavos por cada dólar que gana un hombre blanco.
Desde la década de 1990, más mujeres que hombres han obtenido títulos universitarios. A pesar de estas conquistas, la brecha salarial entre hombres y mujeres ha permanecido prácticamente inalterable durante los últimos 15 años.
La paridad salarial no es sólo un problema de las mujeres: también es un problema de la familia. Si las mujeres no reciben igual salario por igual trabajo, las familias a lo largo y ancho de Estados Unidos tienen menos dinero para gastar en el cuidado de los niños, los comestibles y la vivienda.
Para millones de familias en todo Estados Unidos, la brecha salarial puede significar la diferencia entre pagar los gastos de hospitalización o vivir sin el tratamiento médico adecuado, entre pagar la calefacción o tener frío en invierno, y entre pagar la hipoteca o perder el hogar como consecuencia de una ejecución hipotecaria.
Tenemos que dejar de castigar a las mujeres que trabajan y tienen hijos. Las nuevas madres deberían recibir el mismo respeto en sus empleos y la misma paga que reciben los hombres cuando están a punto de convertirse en padres. Según un estudio reciente de la Universidad de Massachusetts en Amherst, cuando los hombres tienen hijos, sus ganancias se incrementan un 6 por ciento. ¿Qué ocurre con las mujeres? Por cada hijo que tienen, sus ingresos se reducen un 4 por ciento. Eso es absurdo.
FACILITAR LA SINDICALIZACIÓN DE LOS TRABAJADORES
Si nos tomamos en serio la reducción de la desigualdad salarial y patrimonial, como también la reconstrucción de la clase media, tenemos que aumentar significativamente la cantidad de trabajadores sindicalizados. En lugar de dificultar, debemos facilitar el acceso de los trabajadores a los sindicatos. Los beneficios de afiliarse a un sindicato son claros:
Los trabajadores sindicalizados ganan, en promedio, un 25 por ciento más que los trabajadores no sindicalizados.
Más del 81 por ciento de los trabajadores sindicalizados tiene garantizado un régimen jubilatorio con prestaciones definidas, en tanto que sólo el 18 por ciento de los trabajadores no sindicalizados cuenta con este beneficio. En este tipo de régimen, se calcula el haber jubilatorio en función de los años trabajados y el salario al momento de la jubilación.
Más del 86 por ciento de los trabajadores sindicalizados cuenta con licencia por enfermedad con goce de sueldo, en tanto que, sólo el 65 por ciento de los trabajadores no sindicalizados tiene acceso a ella.
En la actualidad, tan sólo el 11 por ciento de todos los trabajadores en el sector público están afiliados a un sindicato y menos del 7 por ciento, en el sector privado. Históricamente, gracias a las negociaciones colectivas, los sindicatos han hecho posible que los trabajadores ganen buenos salarios y trabajen en condiciones dignas. Hoy en día, millones de trabajadores se ven involucrados en negociaciones del tipo “tómelo o déjelo”, sin capacidad para influir en sus salarios o beneficios.
No cabe duda de que una de las causas más significativas de la reducción de la clase media en los últimos cuarenta años es el grave deterioro que sufrió el derecho de los trabajadores a unirse y negociar mejores salarios, beneficios y condiciones de trabajo.
LICENCIA FAMILIAR Y MÉDICA PAGAS
Cuando se trata de defender los verdaderos valores familiares, Estados Unidos ha quedado detrás de todos los demás países importantes del mundo. Somos la única economía desarrollada que no garantiza a sus trabajadores ninguna clase de licencia familiar, licencia por enfermedad o vacación paga. En Estados Unidos, cerca del 23 por ciento de las madres que trabajan debe volver a su puesto tan sólo dos semanas después del parto. Tan sólo dos semanas para desarrollar el vínculo y estar con sus recién nacidos. En algunos casos, se trata de un asunto de vida o muerte. Estados unidos tiene la tasa de mortalidad infantil más alta del mundo industrializado. Un estudio reciente de la UCLA y la Universidad McGill estableció que cada mes adicional de licencia por maternidad paga puede reducir un 13 por ciento la tasa de mortalidad infantil.
La Ley de Licencia Familiar y Médica aprobada por el Congreso en 1993 no se adapta en absoluto a nuestros trabajadores del siglo XXI. Esta ley obliga a algunos empleadores a otorgar hasta doce días de licencia sin goce de sueldo, por enfermedad personal o de un familiar, licencia militar, embarazo, adopción o acogimiento familiar. Sin embargo, esto sólo cubre a los trabajadores de empresas con 50 empleados o más y sólo obliga a otorgar licencia sin goce de sueldo, en vez de una licencia paga. Más del 40 por ciento del total de los trabajadores estadounidenses no está siquiera contemplado en la ley porque trabaja menos de 24 horas por semana, no ha trabajado para la misma empresa durante 12 meses o trabaja para empresas con menos de 50 empleados. Además, casi 8 de cada 10 trabajadores beneficiados por la Ley de Licencia Familiar y Médica, que en teoría, podrían tomar tiempo libre, no tienen cómo pagarlo. Desde mi punto de vista, cada trabajador de Estados Unidos debería tener garantizadas al menos doce semanas de licencia familiar y médica con goce de sueldo.
Hoy en día, tomar doce semanas de licencia sin goce de sueldo representa una pérdida de más de 9.300 dólares en los ingresos del trabajador promedio. La mayoría sencillamente no cuenta con ese dinero. De hecho, según una encuesta de diciembre de 2015, el 63 por ciento de los estadounidenses ni siquiera tiene 500 dólares en su cuenta bancaria para hacerle frente a una emergencia médica o a una reparación imprevista de su vehículo.
Los beneficios económicos de la licencia familiar y médica pagas superan ampliamente el modesto costo de este programa.
Las mujeres que reciben licencia familiar paga tienen más probabilidades de permanecer en la fuerza laboral y no depender de programas federales como Medicaid, Cupones para Alimentos o subsidios para la vivienda.
Las familias que cuentan con licencia paga tienen muchas menos probabilidades de declarase en bancarrota.
Los niños tienen más probabilidades de llevar una vida más sana y productiva si sus padres cuentan con licencia familiar paga.
La buena noticia es que California, Nueva Jersey, Rhode Island, Washington y Nueva York han aprobado leyes que garantizan la licencia familiar y médica pagas para sus trabajadores.
California y Nueva Jersey otorgan a sus trabajadores 6 semanas de licencia familiar y médica pagas y, en Rhode Island, los trabajadores tienen derecho a 4 semanas de licencia paga. En 2021, Nueva York se convertirá en el primer estado de la nación que otorgue a sus trabajadores 12 semanas de licencia.
LICENCIA POR ENFERMEDAD PAGA PARA TODOS
Tenemos que asegurarnos de que los trabajadores de este país tengan licencia por enfermedad. En la actualidad, hay 43 millones de estadounidenses que no tienen acceso a este beneficio.
Desde mi punto de vista, es una locura que trabajadores que reciben bajos salarios no puedan faltar cuando están enfermos, por no poder hacerle frente al costo de quedarse en sus casas.
Esto es malo para los trabajadores que están enfermos e imposibilitados para recibir tratamiento médico, el cual es necesario para sanar. Es malo para sus empleadores, ya que un trabajador enfermo será menos productivo por más tiempo si no recibe el tratamiento médico apropiado. Y es un asunto de salud pública dado que se obliga a los individuos a permanecer en lugares públicos a riesgo de que contagien a otros.
LOS TRABAJADORES ESTADOUNIDENSES NECESITAN VACACIONES
Millones de estadounidenses sufren de exceso de trabajo, son mal remunerados y padecen de estrés. Algunos tienen dos o tres trabajos para poder mantener a sus familias. Las investigaciones demuestran que las vacaciones reducen el estrés, fortalecen los vínculos familiares, aumentan la productividad y hasta previenen las enfermedades. No obstante, el 41 por ciento de los trabajadores del país no tomó vacaciones en 2015.
Es hora de asegurar que cada trabajador de este país tenga acceso a licencia familiar paga, licencia por enfermedad paga y vacaciones pagas.
TWEET DE BERNIE SANDERS, 26 DE FEBRERO DE 2016, 5:26 PM
Uno de los motivos es la falta de vacaciones pagas. El 27 por ciento del total de los trabajadores estadounidenses no cuenta con este beneficio. Esta desproporción afecta a los trabajadores de bajos salarios, de los cuales el 50 por ciento no tiene vacaciones pagas.
Los estadounidenses trabajan más horas que la población activa de cualquier otro país desarrollado, incluidos Japón, Alemania, Canadá, el Reino Unido, Francia e Italia. Los trabajadores necesitan tiempo para descansar y recuperarse, recorrer el país, visitar a sus seres queridos o simplemente quedarse en casa con sus familiares.
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en 2015 el estadounidense promedio trabajó 419 horas más que el trabajador alemán promedio, 308 horas más que el trabajador francés promedio, 125 horas más que el trabajador australiano promedio, 116 horas más que el trabajador británico promedio, 84 horas más que el trabajador canadiense promedio y 71 horas más que el trabajador japonés promedio.
Desde mi punto de vista, necesitamos una legislación que exija a los empleadores el otorgamiento de al menos 10 días de vacaciones pagas al año a los trabajadores de este país. No es una idea radical. Ya se ha puesto en práctica en casi todos los países del mundo. Esto no sólo demostraría nuestro compromiso con los valores familiares, sino que además tendría sentido en el plano económico. Los estudios demuestran que las políticas de vacaciones pagas aumentan la productividad y la lealtad de los trabajadores.
EMPLEOS, EMPLEOS, EMPLEOS: CREAR UNA ECONOMÍA DE PLENO EMPLEO
En una sociedad democrática moderna, la gente tiene derecho a un trabajo y un salario dignos. En este país, existen enormes necesidades que deben atenderse. Pongamos a los desempleados y subempleados a trabajar en la transformación de Estados Unidos. Creemos una economía de pleno empleo.
Hoy en día, el desempleo real no es del 5 por ciento. Si se incluye a aquellos que han renunciado a buscar trabajo o que están trabajando media jornada pero que desean trabajar jornada completa, el desempleo real es de más del 9 por ciento. En muchas comunidades a lo largo del país, el índice de desempleo es incluso mayor. Y es trágicamente alto entre los jóvenes que no son graduados universitarios. Hoy en día, se estima que cerca de 20 millones de estadounidenses están desempleados o subempleados y que sólo el 63 por ciento de la población adulta tiene trabajo.
Si hablamos en serio acerca de revertir la declinación de la clase media, necesitamos un gran programa federal de empleo que ponga a millones de estadounidenses a trabajar por un salario digno.
Necesitamos trabajadores que reconstruyan nuestra ruinosa infraestructura—nuestros caminos, puentes, sistemas de agua, sistemas de aguas residuales, aeropuertos, vías férreas, diques y embalses–.
Necesitamos trabajadores que nos ayuden a liderar al mundo en la lucha contra el cambio climático, mediante la transformación de nuestros hogares y edificios en instalaciones energéticamente eficientes y el cambio de los combustibles fósiles por energía sostenible. También necesitaremos un sistema eléctrico propio del sigo XXI, capaz de proveer esa energía.
Necesitamos trabajadores que nos ayuden a enfrentar la crisis del acceso a la vivienda y aseguren que cada familia en Estados Unidos viva en un espacio seguro y que pueda pagar. Esto no sólo implica la construcción de millones de nuevas unidades de vivienda, sino también la reconstrucción de viejos lotes de viviendas en comunidades de todo el país.
Necesitamos trabajadores para crear un sistema de guarderías moderno, digno de los estadounidenses más jóvenes y sus padres.
Necesitamos trabajadores que aseguren que nuestros hijos asisten a escuelas modernas y bien construidas. Además, necesitamos que los mejores y más inteligentes de nuestros jóvenes ingresen a la docencia para que los niños reciban una educación de primera clase.
Necesitamos trabajadores que construyan, en cada comunidad urbana y rural de Estados Unidos, una red de banda ancha de alta calidad. En el mundo moderno, la banda ancha es una necesidad, no un lujo.
Necesitamos más médicos, enfermeras, dentistas y demás personal sanitario para proveer atención médica de calidad, la cual es un derecho de todos. Hay zonas mal provistas de servicios de salud en grandes y pequeñas ciudades, y regiones rurales donde millones de estadounidenses, incluso los que tienen seguro médico, no tienen acceso a la asistencia sanitaria que necesitan.
Necesitamos allanar el camino para que florezca el espíritu emprendedor. Esto implica apoyar a las empresas que realmente lo necesitan, no a grandes y rentables corporaciones que contratan una gran cantidad de empleados en el extranjero.
MOVILÍCENSE
APOYEN A LOS TRABAJADORES
Recientemente, los trabajadores de McDonald’s, Burger King, Wendy’s, Popeyes y otros establecimientos de comidas rápidas se manifestaron reclamando justicia. Marcharon, tomaron las calles y, aunque oficialmente no pertenecen a ningún sindicato, tuvieron el coraje de hacer huelgas en Nueva York, Detroit, Flint, Chicago, St. Louis, la ciudad de Kansas, Washington D.C. y docenas de otras ciudades. Apoyen a los delegados uniéndoseles si es posible o, al menos, rehúsense a atravesar los piquetes.
Si ustedes o cualquiera que conozca trabaja bajo contrato federal y sufre robo de salario—no se le paga el salario garantizado por la ley o no se le otorgan los beneficios correspondientes—contacten a la organización Good Jobs Nation en goodjobsnation.org o al 1-844-PAY-FAIR.
Si apoyan el salario digno para los trabajadores, firmen la petición en fightfor15.org.
IGUAL SALARIO POR IGUAL TRABAJO
La misión de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles es proteger los derechos individuales y las libertades garantizadas por la Constitución de los Estados Unidos. Su proyecto Women’s Rights Project, se basa en la acción legal, la defensa y la educación de los ciudadanos en la reforma de la discriminación institucional contra las mujeres. Su sitio, aclu.org/issues/womens-rights, destaca los desafíos actuales y contiene links con noticias y videos.
El hecho de que haya más mujeres funcionarias electas implicará más voces para todas las mujeres. Apoyen a la organización Emily’s List, emilyslist.org, en su esfuerzo por informar a los votantes acerca de las mujeres candidatas.
OFREZCAN SU TIEMPO
El programa AmeriCorps (nationalservice.gov) emplea cada año a más de 80 mil estadounidenses en servicios intensivos, en organizaciones sin fines de lucro, escuelas, agencias oficiales y grupos comunitarios y religiosos de todo el país. Ubica a miles de adultos jóvenes en posiciones en las que aprenden valiosas habilidades laborales, ganan dinero por recibir educación y desarrollan el aprecio por la ciudadanía. Por ejemplo, en su programa VISTA, los voluntarios de AmeriCorps pasan un año trabajando a tiempo completo en la lucha contra la pobreza. Además, a través de su asociación con la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, estos jóvenes ayudan a las comunidades a recuperarse de los desastres naturales. Si tienen 18 años o más y tienen el tiempo, AmeriCorps es una excelente forma de mejorar la economía de una comunidad.
PARA SABER MÁS
SALARIOS BAJOS IMPLICAN BENEFICIOS PAGADOS POR LOS CONTRIBUYENTES
Según un informe del UC Berkeley Center for Labor Research and Education, en total, en cada uno de los años entre 2009 y 2011, los empleadores en el país recibieron un subsidio cercano a los 135 mil millones de dólares de parte de los contribuyentes estadounidenses, por pagar a los trabajadores salarios inadecuados.
El informe y su trasfondo están publicados en laborcenter.berkeley.edu/the-high-public-cost-of-low-wages.
SALARIO MÍNIMO DE 15 DÓLARES
En nelp.org/content/uploads/2015/03/PR-Federal-Minimum-Wage-Poll-Jan-2015.pdf se pueden encontrar links con el memorándum de 2015 de Hart Research Associates y el resultado de la encuesta que demuestra el apoyo de los estadounidenses al aumento de salario.
En ncsl.org/research/labor-and-employment/state-minimum-wage-chart.aspx, se puede encontrar una lista actualizada de salarios mínimos por estado.
El canal History Channel hizo una colección de videos cortos sobre la historia del trabajo en history.com/topics/labor/videos.
La revista The Nation publica una excelente lista de las diez mejores canciones que celebran el Día del Trabajador en thenation.com/article/top-ten-labor-day-songs. Se enfoca en canciones acerca de trabajadores e incluye artistas como Woody Guthrie, Sweet Honey in the Rock, the Clash y Dolly Parton.
Copyright del texto © 2017, Bernie Sanders
Copyright de las ilustraciones © 2017, Jude Buffum
Copyright de la traducción © 2020, Clave Intelectual